Toda la gente miente, el que diga que no, está mintiendo; mas no todas las mentiras son iguales.
Cuando estás en una negociación, las mentiras se vuelven importantes, porque cada cosa que te digan puede influir en el resultado de lo que hagas.
Qué pensarías si te digo que existen formas de que descubras las mentiras cuando te las están diciendo, una de ellas es precisamente con el lenguaje corporal.
El lenguaje corporal suele ser muy difícil de controlar o de modificar, porque mucho depende de movimientos involuntarios e inconscientes.
En los ojos está la ventana de las mentiras. Los ojos se mueven involuntariamente, es muy difícil evitar que hablen por sí mismos.
Seguramente habrás notado que cuando una persona es insegura suele desviar la mirada hacia abajo o hacia los lados, mas cuando una persona es segura te mira de frente y sin desviar los ojos.
Muchos piensan que, en una conversación, si se desvía la mirada necesariamente es porque están mintiendo y no es así; la posición de los ojos indica hacia donde van nuestros pensamientos.
Por ejemplo, cuando una persona mira hacia arriba a la derecha, indica que está recordando, es un ejercicio de memoria; como solo podemos recordar aquello que hemos vivido, muy probablemente, lo que dirá será verdad.
Por el contrario, si los ojos miran arriba a la izquierda, estamos utilizando nuestra creatividad, nuestra imaginación, es decir, nuestra respuesta tiene algo de inventado; como las mentiras son inventadas, muy probablemente, no nos están diciendo toda la verdad.
El lenguaje corporal es complejo, sus señales dependen del contexto y de muchos gestos, no solo de uno, por eso en mi libro Peor que tú, mejor que todos, hice un capítulo completo dedicado al lenguaje corporal.
Estoy seguro que te resultará muy interesante conocer todo lo que dice tu cuerpo y que tu boca oculta.
